Zully Pinchi, nacida en Ica, es abogada, empresaria y directora de la ONG Internacional SOLIDARIOS ABC. Actualmente produce el western andino Tierra Negra y también es reconocida como editora, asesora política y escritora de siete libros, entre ellos Un presidente enamorado y La campaña del amor.
Su faceta literaria la llevó a impactar al público con la declamación de su poema “Esperanza mía, vuelvo entonces a creer y decido vencer”, incluido en su novela Un presidente enamorado. La presentación tuvo lugar el pasado 28 de julio en el Ateneo de Madrid, durante la celebración del 204 aniversario de Perú, donde emocionó a casi 500 asistentes con su arte poético.
Aquí les dejamos el Poema.
Diseño mi alma con un nuevo mensaje,
ir siempre adelante, aunque sea para llorar,
porque la mente guarda recuerdos tristes de ayer,
que hoy ya no deben estorbar.
Decido echar las penas al viento y sonreír desde adentro.
Esperanza mía, vuelvo entonces a creer y decido vencer.
Ha llegado la primavera y con ella un tierno colibrí
y me susurra al oído arengas de ánimo,
el sol radiante me inspira y escribo un acróstico, un poema, un anagrama
y veo las nubes, se tornan suaves, dulces, con distintos estilos y formas.
Las rosas rojas brillan tanto que me provoca arrancar alguna del jardín,
quiero comerme una manzana y construir un puente de cariño y hermandad.
Sueño con lograr que un día la solidaridad sea un lema universal.
Ya reí, morí, resucité y a vivir volví,
sin voluntad, sin mitad y sin lealtad.
Esperanza mía, vuelvo entonces a creer y decido vencer.
Un virus, llamado COVID-19, nos cambió la vida,
¿un tiempo apocalíptico? ya no lo sé.
Llevo en mi bolso una biblia, un libro de Neruda y una mascarilla.
El dinero ya no sé ni dónde está, ¿y ya para qué lo usaría?
La ilusión y la gloria son solo cosa de un día.
El coche está guardado sin usar, camino observando el arte de las calles.
Oigo los ruidos de la gente que ni siquiera habla,
hay tanto silencio que me quedo sorda de tantos gritos sin gritar.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde
y yo he perdido tanto, pero aún me tengo
y con debilidad me sostengo cada día.
Esperanza mía, vuelvo entonces a creer y decido vencer.
Seguiré buscando el tesoro escondido en la tierra o en el mar,
no me daré por vencida, en algún lugar lo volveré a encontrar
y obtendré entonces la clave para que no duela tanto la derrota.
Ahora solo cuenta la gota de lluvia que siento en el rostro.
Ahora ya todo es vanidad, lo único que vale la pena
es saber quién te ama de verdad.
Ahora tengo un nuevo hogar que he construido
y que llevaré siempre conmigo.
Esperanza mía, vuelvo entonces a creer y decido vencer.